La energía invisible que calienta tu casa: así funcionan la aerotermia y la geotermia
- La aerotermia y la geotermia son dos formas de obtener energía renovable que aprovechan el aire y el subsuelo para climatizar viviendas con menos consumo eléctrico.
- Estos sistemas, cada vez más comunes en Europa, reducen las emisiones y el gasto energético, aunque su instalación aún frena su expansión en el sector residencial.
- Aerotermia: la energía del aire que revoluciona los hogares y promete recortar la factura eléctrica hasta un 70%
Las energías limpias no se limitan a los tejados cubiertos de placas solares. Más allá del Sol, existen otras fuentes naturales que pueden alimentar una casa sin recurrir a combustibles fósiles. En el aire que respiramos y bajo el terreno que pisamos hay una reserva constante de energía térmica que se puede aprovechar para climatizar de forma eficiente.
Tanto la aerotermia como la geotermia se basan en un principio común: mover el calor de un sitio a otro en lugar de generarlo quemando gas o consumiendo grandes cantidades de electricidad. Con la tecnología actual, esa transferencia es lo bastante eficaz como para cubrir las necesidades térmicas de una vivienda durante todo el año.
En España, la adopción de estos sistemas aún avanza despacio, aunque el interés crece a medida que suben las facturas energéticas. Mientras tanto, en buena parte de Europa se están consolidando como una alternativa real a las calderas tradicionales, sobre todo en el ámbito industrial y de servicios.
Aerotermia: energía del aire que se transforma en confort
La aerotermia utiliza el calor contenido en el aire exterior para generar calefacción, refrigeración o agua caliente. Funciona con una bomba de calor que intercambia energía entre el ambiente y el interior de la vivienda, incluso cuando las temperaturas son bajas. En verano, el proceso se invierte para expulsar el calor del interior y refrescar los espacios.

El sistema está compuesto por una unidad exterior, parecida a la de un aire acondicionado, y otra interior que acumula el agua caliente. Según la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (AFEC), por cada kilovatio eléctrico consumido puede generar hasta cinco kilovatios térmicos útiles. En términos prácticos, eso significa que una familia puede reducir su factura energética a la mitad y disminuir drásticamente las emisiones frente al gas natural.
Aunque la tecnología ya está madura, el mercado nacional aún tiene margen de crecimiento. El precio medio de instalación ronda los 8.000 euros, una cifra que frena a muchos hogares. Aun así, en el sector empresarial la adopción se acelera: más de dos tercios de los proyectos con certificados de ahorro energético (CAE) provienen de compañías que reemplazan sus calderas por bombas de calor eléctricas.
Geotermia: la energía que procede del subsuelo
La geotermia aprovecha la temperatura estable que se mantiene bajo tierra, normalmente entre 10 y 16 grados en el territorio español. Esa estabilidad térmica permite extraer o ceder calor mediante un circuito cerrado de tuberías enterradas por donde circula un fluido que actúa como intercambiador.
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El calor captado se transfiere a una bomba geotérmica que lo convierte en energía útil para calefacción, refrigeración o agua caliente sanitaria. Su eficiencia es notable: con un kilovatio eléctrico se pueden obtener hasta seis térmicos. Además, al no depender del clima, el sistema es silencioso y mantiene su rendimiento durante todo el año.
De acuerdo con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), una instalación geotérmica puede reducir hasta un 70% el consumo doméstico. Sin embargo, su puesta en marcha exige perforaciones o zanjas, lo que encarece el proceso. El coste estimado oscila entre 12.000 y 20.000 euros, aunque la durabilidad supera los 25 años, una inversión a largo plazo para quienes buscan estabilidad energética.
Un futuro más eficiente, bajo tierra y en el aire
El debate sobre la transición energética no se centra solamente en los paneles solares o en la electrificación del transporte. La climatización del hogar representa una parte fundamental del consumo energético total, y ahí es donde la aerotermia y la geotermia tienen un papel estratégico. Ambas tecnologías ofrecen una alternativa que reduce la dependencia del gas y minimiza las emisiones contaminantes.
Su mayor desafío no es técnico, sino económico y administrativo. Los incentivos públicos tardan en llegar y la falta de información retrasa su adopción generalizada. Sin embargo, las cifras de ahorro y la estabilidad de precios de la electricidad hacen que cada vez más usuarios valoren su instalación.
En un contexto en el que la eficiencia energética y el confort doméstico ganan relevancia, estos sistemas se perfilan como una respuesta realista y duradera.
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Fuente: Energy News
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