De caca a calefacción…
En su búsqueda infatigable de una solución para reducir drásticamente la dependencia en energías fósiles, los holandeses han terminado por hurgar donde pocos se han atrevido a hacerlo: los residuos humanos. Literal. Donde antes el ruidoso rugido del desagüe del vecino de arriba despertaba la aversión del de abajo, hoy la maniobra de accionar la cadena puede llegar a convertirse en una fuente de calor para todo el vecindario.
Fuente: Energías Renovables
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