La energía renovable precisa de un reto conjunto para transformar el futuro eléctrico
- El futuro energético renovable depende de un modelo mixto que sume grandes instalaciones y autoconsumo para asegurar un suministro limpio y eficiente.
- Sólo un despliegue equilibrado permitirá cumplir los objetivos de 2030 en renovables y frenar las emisiones de gases contaminantes.
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En los próximos años, España vivirá uno de los saltos más importantes en su historia energética. La electricidad procedente de fuentes limpias, que en 2020 suponía algo menos de la mitad del total, deberá escalar hasta casi tres cuartas partes antes de que termine esta década. Para lograrlo, se estima que será necesario incorporar a la red unos 5.400 megavatios cada año, una cifra muy ambiciosa que sólo se alcanzará combinando proyectos de todo tipo.
Esta transformación implica mucho más que cambiar de fuente de energía; supone redibujar la manera en que la sociedad produce, consume y entiende la electricidad. La clave estará en sumar pequeñas instalaciones cerca de las viviendas o industrias y grandes plantas que permitan abaratar costes y asegurar un suministro estable.
El crecimiento renovable exige un equilibrio entre tamaños
El desarrollo de las energías limpias deba afrontar un doble reto: evolucionar a gran velocidad y hacerlo sin desequilibrar el paisaje ni el tejido social. Tanto los pequeños sistemas de autoconsumo como los grandes parques solares y eólicos serán imprescindibles para alcanzar los objetivos que marca la ley.
Las instalaciones de energía renovable de menor tamaño acercan la producción al lugar donde se necesita, reduciendo pérdidas en el transporte y mejorando la eficiencia. Además, permiten que particulares y empresas participen activamente en la transición energética, y no sólo como consumidores, también como productores de su propia energía.
Por otro lado, las grandes plantas son necesarias para que el coste de generación se mantenga competitivo. Al producir grandes volúmenes de electricidad, estas infraestructuras aprovechan las economías de escala, algo esencial en un mercado cada vez más globalizado y cambiante. Sólo una estrategia que combine ambas soluciones permitirá un desarrollo energético fuerte, eficiente y respetuoso con el entorno natural y social.
Menos emisiones, más compromiso renovable con el planeta
El avance de la energía renovable no sólo responde a razones económicas o tecnológicas, sino a la urgencia climática. El uso de combustibles fósiles, especialmente carbón y gas, ha disparado las emisiones de gases de efecto invernadero en los últimos años, alejando a muchos países de los objetivos de descarbonización.
El futuro del mercado energético: estos son los principales retos de las renovables en Europa
El sector eléctrico español ha logrado una reducción notable de sus emisiones desde 1990, principalmente gracias a la entrada de nuevas instalaciones de energías limpias. En contraste, otros sectores como el transporte y la edificación han seguido aumentando sus emisiones, lo que evidencia la necesidad de extender este cambio a todas las áreas de actividad.
El despliegue de fuentes renovables garantiza electricidad más limpia, además de reducir la dependencia de las importaciones energéticas y fortalecer la seguridad de suministro en el país.
Regulación ambiental para un despliegue sostenible y renovable
La expansión de proyectos renovables en España se encuentra sujeta a una de las legislaciones ambientales más exigentes de Europa. Cada instalación debe superar rigurosos análisis para minimizar su impacto sobre el territorio y las especies.
Estos estudios incluyen, entre otros, inventarios de flora y fauna, evaluaciones de riesgos sobre acuíferos y humedales y análisis de la compatibilidad paisajística. La planificación considera también la distancia a espacios protegidos, núcleos urbanos y vías de comunicación, garantizando que el desarrollo energético sea ordenado y de lo más respetuoso.
La administración pública vela para que las empresas cumplan estas normas antes, durante y después de la puesta en marcha de cada proyecto renovable, asegurando así que el crecimiento energético no se traduzca en un daño ecológico.
Oportunidades rurales y desarrollo local
Más allá de la reducción de emisiones, la instalación de sistemas de energía renovable está generando un impacto muy positivo en las zonas rurales, donde la mayor parte de estas instalaciones encuentran su lugar natural. Estos proyectos contribuyen a diversificar la economía local y facilitan la creación de empleo estable y de calidad en territorios a menudo afectados por la despoblación.
Además, las energías limpias pueden convivir sin conflicto con actividades tradicionales como la agricultura o la ganadería, e incluso aprovechar recursos locales como la biomasa, creando cadenas de valor sostenibles.
El modelo de futuro pasa por una transición energética que no sólo sea ecológica y renovable, también justa y generadora de riqueza a escala local.
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Fuente: Energy News
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