Los drones se cuelan en la vida cotidiana
“El desarrollo que han tenido ha sido brutal”, explica a Efe Francisco Mesas, ingeniero en Geodesia y Cartografía en la Universidad de Córdoba que trabaja desde 2012 en Aerometric, un grupo multidisciplinar de profesionales que investigan nuevas tecnologías y herramientas aplicadas a diversas disciplinas.
Algunas de ellas se han tratado en un curso en la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en Baeza (Jaén) en el que no solo se ha hablado de legislación, sino que han podido montar un dron, y volarlo en el Centro de vuelos experimentales ATLAS de Villacarrillo (Jaén).
Según Mesas, desde 2012 “ha crecido exponencialmente el interés por este tipo de tecnología”, y el desarrollo “ha sido brutal, no sólo en el diseño de plataformas de vuelo, tanto multirrotor como ala fija, sino también por la tipología de sensores que podemos albergar dentro de esas plataformas”.
Es probablemente ese, el aspecto que más curiosidad ha despertado en este grupo, y prueba de ello es que están utilizando “sensores termográficos, multiespectrales, o cámaras convencionales” para aplicaciones tan diversas como la determinación de estrés hídrico en plantas, detección de malas hierbas en el campo, soporte y asistencia en inventario forestal, determinación de altura de vuelo” o ensayos dentro de la ingeniería civil para cálculo de movimiento de tierras, autovías, Patrimonio o arqueología.
La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) tiene registrados más de 500 operadores de vuelo en España en su mayoría relacionados con la fotografía, medios audiovisuales o investigación, pero estos son solo los que se dedican profesionalmente a ello.
Porque, según explica el ingeniero de mantenimiento de equipos, Daniel Verdú, en Córdoba hay registrados ocho operadores y él conoce a más de 300 pilotos de drones.
Todo ello, a pesar de una normativa bastante restrictiva, que no permite a todo el mundo, ni que en todas partes se pueden volar aeronaves pilotadas por control remoto, estando totalmente prohibido hacerlo sobre zonas habitadas, ciudades o sobre aglomeraciones de personas al aire libre, como pueden ser parques de ciudades, playas llenas de gente, campos de fútbol.
También son varios los requisitos que se piden para hacerlas volar, debiendo acreditarse que se poseen los conocimientos teóricos necesarios para obtener una licencia de piloto, y de la nave, además de presentar un certificado médico.
Un negocio de muchas cifras
Un estudio realizado bajo la supervisión de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Londres asegura que el valor de mercado de los UAV (vehículo aéreo no tripulado) o drones de uso civil, a nivel mundial, se cifró en torno a los 500 millones de dólares en 2014 y está previsto que esta cifra se incremente hasta los 2.000 millones en 2018.
El valor de un dron es muy variable, según Verdú, ya que dependiendo de su tamaño y sus componentes puede costar desde los 200 euros en adelante, aunque también los hay de entre 30 o 40 euros en el caso de los microdrones.
“Sin duda alguna, estamos seguros de que nos queda un horizonte por descubrir, puesto los sensores irán mejorando y aumentando su tecnología, en los próximos años”, concluye Francisco Mesas. EFE
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Fuente: Agencia EFE Futuro
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