Cinco retos que afrontar antes de colonizar Marte


Hace unos días, el físico Stephen Hawking declaró en una entrevista que la humanidad sólo sobrevivirá si encuentra otro lugar en el Universo donde mudarse ante el riesgo creciente de destrucción de la Tierra. Por otra parte, esta misma semana también copó los noticiarios y periódicos el hallazgo de agua líquida, mientras que la constante  búsqueda de alguna forma de vida microbiana sigue su curso. Tras las sondas y los “rovers”, puede que en un par de décadas -o antes según algunos-  llegue el momento de poner un pie en la superficie marciana.
 
A pesar de su éxito mediático, misiones privadas como la Mars One que pretendían mandar en 2025 a 24 voluntarios en un viaje de no retorno hacen aguas por varios flancos. La NASA, por su parte, acaba de arrancar el experimento de convivencia en el que seis personas vivirán aisladas durante un año –sin aire fresco ni intimidad- en una base ubicada en una zona de Hawái que reproduce las condiciones de vida del planeta rojo. Está claro que Marte sería el planeta con más papeletas para poder establecerse, ya que el resto son, si cabe, más inhóspitos, pero antes cabe plantearse algunos retos pendientes.

Para que nadie piense que vivir en Marte será sencillo, Kip Hodges, profesor de la Facultad de Estudios de la Tierra y Explotación Espacial de la Universidad Estatal de Arizona, en Estados Unidos, expone la situación de forma gráfica y cruda en declaraciones a EFE Futuro. “El ambiente de Marte es de frío extremo, el aire es irrespirable y la radiación peligrosa y todos los recursos necesarios para sustentar una sociedad  humana son muy escasos. Muchos de estos impedimentos pueden solventarse mediante la tecnología, pero el ritmo al que ésta se desarrolla no va a permitir que el ser humano pudiera establecerse allí por largos períodos de tiempo”. Éstos son –entre otros muchos- algunos de los retos que plantea el sueño de la conquista de Marte:
 
1.      La edificación de bases permanentes.
La semana pasada, la NASA cerró un concurso de diseños de posibles edificios en los que pudieran habitar los pioneros de la exploración marciana en los que se emplearan técnicas de impresión 3D. A Marte no se pueden enviar una cuadrilla de obreros, grúas ni ladrillo, así que todo pasa por emplear materiales locales, una impresión robotizada y algo de imaginación. Por ejemplo, muchos proyectos implican que parte de la base esté semienterrada y la cubierta inicial son paneles inflables que aprovechan a veces los propios paracaídas que frenan el descenso de la nave o materiales muy novedosos aquí en la tierra como el EFTE, que son unos plásticos huecos como los que podemos observar en la majestuosa fachada del Allianz Arena, el estadio donde juega el Bayern de Múnich.
 
Pero la clave reside en conseguir fabricar cemento a partir del regolito marciano, es decir, la capa continua de material fragmentario, incoherente, producida por impactos meteoríticos, que forma normalmente los depósitos superficiales en planetas, satélites y asteroides. El basalto que contiene es un material clave para conseguir una masa con la que crear estructuras más sólidas y duraderas. Tengamos en cuenta que la atmósfera marciana no protege frente a la llegada de meteroritos y que la radiación cósmica es muy dañina.

En opinión de Javier Gómez-Elvira, del Centro de Astrobiología del CSIC, “el primer paso sería establecer el hábitat mediante un sistema robotizado que construya. Después llegaría la tripulación. Pero un capítulo primordial es cómo enviar todo eso a Marte. Es necesario una especie de carguero espacial, no existe un sistema de entrada para transportar cargas tan pesadas”.
 
2.      Obtener la energía.  
Los vehículos que han deambulado por el planeta rojo eran alimentado por energía solar y sus paneles han mejorado mucho, pero esta opción sólo es viable en la zona ecuatorial de Marte. En otras regiones del planeta los ingenieros tienen que plantear otras fuentes de energía. Algunas de las opciones que se barajan pasan por minireactores nucleares. Podrían ser versiones reducidas de las centrales de la Tierra. Ya existen algunos diseños para abastecer zonas remotas, como el Toshiba 4S, pero hay quien cree que para dentro de 10 o 15 años contaremos con minireactores basados, no en la fisión nuclear, sino en la ansiada fusión. La fusión nuclear consiste en liberar energía mediante la unión de núcleos de átomos, lo que permitirá generar energía prácticamente ilimitada y limpia, sin general los actuales residuos.
 
3.      ¿Cómo purificar el oxígeno?
En la actual Estación Espacial Internacional, el oxígeno se obtiene del agua, al separarlo del hidrógeno mediante un proceso conocido como electrolisis, proceso que, paradójicamente, fue descubierto hace más de 200 años. “El agua salada encontrada en Marte es utilizable. Habría que tratarla en una planta desaladora y después extraer el oxígeno. Pero también se puede obtener el oxígeno del dióxido de carbono. La misión Mars 2020 llevará tecnología para probar que eso es posible. Así es posible generar un ambiente respirable”, explica Gómez-Elvira.
 
4.      ¿Qué comeríamos?
Aunque los alimentos deshidratados son una opción en un primer momento, la clave de la exploración y la habitabilidad del planeta pasa por poder cultivar alimentos allí. “Tenemos el agua –añade el astrobiólogo del CSIC- y también el suelo que contiene minerales aunque no se sabe mucho de la composición exacta, pero podríamos llevar de la Tierra abono rico en nutrientes además de las semillas. Después se cultivaría en invernaderos y una vez se recoja la primera cosecha ya tendríamos materiales para sembrar y abonar más alimentos. En los invernaderos esas plantas capturarían CO2 y liberarían oxígeno”.
 
5.      Preservar la salud física y mental:
La gravedad reducida de Marte tiene un impacto sobre la salud humana y lo mismo ocurre con la altísima radiación solar y los campos electromagnéticos. “Todo ello puede dar lugar a alteraciones en el material genéticos que provoquen errores en la duplicación celular que se traduzcan en un cáncer. Los habitáculos deben estar bien protegidos y deben perfeccionarse los trajes para cuando haya que trabajar en el exterior”, advierte Gómez-Elvira.
A nivel psicológico, debemos ser conscientes de que alcanzar Marte supone seis meses de claustrofóbico viaje y una estancia de un año, por ejemplo, y otros seis meses de retorno. Es decir, dos años de misión conviviendo con un reducido grupo de personas con las que pueden surgir roces y a nivel individual la tripulación se enfrenta a cuadros de insomnio, ansiedad, depresión e incluso problemas psicóticos. ¿Qué pasaría si a uno de los colonos marcianos se le diagnostica una enfermedad importante?
 
Imagen de un cráter del planeta Marte. ESA/DLR/FU Berlin

Aún lejos
El profesor Hodges concluye que “no veo a la humanidad desarrollando la tecnología necesaria para mantener un hábitat permanente hasta dentro de mucho tiempo. Un día habrá una colonia en Marte, la exploración es un imperativo de la raza humana, pero antes de todo ello tendremos muchísimas misiones científicas cortas apasionantes que nos prepararan para colonizar con éxito esas tierras”.
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Fuente: Agencia EFE Futuro
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